¿Qué hacéis con los formantes cultos como
- hiper-
- tele-
- bi-... ?
¿Prefijos?
¿Incluso cuando en griego o latín eran lexemas, como en fotograma? ¿Distinguís si el formante culto tenía contenido léxico o meramente gramatical en la lengua de origen? Es decir, ¿hiper- (preposición en griego) parece más defendible como prefijo que tele- que proviene de un adverbio (creo)?
¿Y cuando aparecen al final de la palabra como en carnívoro o fructífero? ¿Sufijos?
Encontramos un libro en el que discernía: si el elemento culto se combinaba con un elemento existente en castellano, lo consideraba prefijo, pero no si se combinaban dos elementos cultos. (Así, televisión presentaría prefijo, porque en la lengua existe visión; pero telescopio sería una palabra compuesta por dos elementos cultos, no por prefijo + lexema) Es un criterio objetivo, lo que es de agradecer, pero ¿no resulta extraño que el mismo elemento cambie de naturaleza según las ocasiones?
Por otra parte, ¿este criterio sería aplicable cuando el elemento en discordia está pospuesto? (Es decir, -voro en carnívoro, sufijo;en omnívoro, formante culto?) ¿Tales formante cultos se pueden llamar lexemas?
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